viernes, 17 de octubre de 2014

Ustedes tienen contados todos sus cabellos: no teman

Dios me envía la cruz […], bendita sea, pues si, como dice Job «recibimos alegremente de la mano de Dios los bienes ¿por qué no recibir los males?» (2,10). Todo nos viene de Él, salud y enfermedad, bienes temporales, desgracias y reveses en la vida…, todo, absolutamente todo, lo tiene ordenado con perfección, y si alguna vez la criatura se rebela contra lo que Dios le manda, comete un pecado, pues todo es necesario y todo... está bien hecho; y son necesarias las risas y las lágrimas, y de todo podemos sacar provecho para nuestra perfección, siempre que con espíritu de fe, veamos la obra de Dios en todo, y quedemos como niños en las manos del Padre, pues nosotros solos, ¿Dónde vamos a ir? […]
 
Claro, que no trato de arrancarme esos sentimientos, solamente lo que Dios quiere de mí es perfeccionarlos, y para eso me lleva de aquí a allí como un juguete y dejando pedazos de corazón en todas partes. ¡¡Qué grande es Dios […], y que bien lo hace todo!! ¡Cuánto me quiere y qué mal correspondo! Su providencia es infinita y a ella nos debemos entregar sin reservas…
 
San Rafael Arnáiz Barón (1911-1938), monje trapense español
Escritos del 11/08/1934 (Obras completas - Editorial Monte Carmelo, p. 287.288.289, § 207.208)

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